Cuando somos diagnosticadas con Ca de mama, o con cualquier tipo de enfermedad crónica, millones de pensamientos, miedos, temores, dudas, rechazos empiezan a llenar nuestra mente.
Lo primero que experimentamos y lo más natural es el miedo a morir; el miedo a dejar tantas cosas en la mitad del camino, tantos sueños interrumpidos, tantos proyectos truncados.
Luego cuando despertamos nos tenemos que enfrentar a un terrible tratamiento. A una cirugía donde posiblemente nos tendrán que quitar la parte más importante de nuestra feminidad, esa parte que al despertar a la adolescencia cuidamos y amamos porque creemos que para conseguir el amor es primordial, además si hemos tenido que ser sometidas a un vaciamiento de ganglios tendremos que acostumbrarnos a vivir con un brazo que trabajará en un 50% porque perderá su movilidad, no podrá defenderse y si no lo cuidamos y protegemos también con el tiempo se convertirá en una carga. Después vienen las sesiones de quimio, palabra que nos llena de horror y de pánico porque casi no comprendemos porque un medicamento rojo que entra por nuestras venas nos puede llenar no solo de millones de malestares físicos, sino que también nos hará perder nuestro cabello, ese cabello que cuidamos y contemplemos desde siempre y que tanto nos ha costado tenerlo del largo, color y forma deseado. Luego llega la radio, proceso completamente desconocido que sabemos, porque hemos oído a antecesoras de nosotras, que es muy duro, que nos quemará la piel y que también nos producirá un sin número de malestares. Luego para terminar y por si fuera poco nos formulan por 5 ó 10 años más, como en mi caso, una quimio oral como refuerzo del tratamiento, que también según algunas de las mujeres que lo han recibido nos causará mucho malestar.
A medida que nos vamos enfrentando a todos estos procesos, uno a uno nos va mostrando en nuestro interior que no solo debemos trabajar con nuestra parte médica; que no debemos actuar en forma pasiva, esperando que solo los medicamentos hagan su trabajo, que esta segunda oportunidad que nos ha dado Dios, para continuar aquí, la tenemos que aprovechar al máximo, le tenemos que sacar todo el jugo posible. Para esto mis queridas amigas y amigos, así creamos que la enfermedad que estamos padeciendo es solo por un desorden o alteración netamente fisiológico, debemos preguntarnos PARA QUÉ ESTOY VIVIENDO YO ESTO?
Tal vez esto que voy a escribir les parezca absurdo, les parezca de locos; pero hoy 15 años después de haber sido diagnostica con Ca de mama, le agradezco por su aparición, porque por el me di cuenta que mi forma de afrontar la vida no era la correcta, que mi rigidez, mi ligereza para juzgar a los demás, mis múltiples comportamientos psico-rígidos, me estaban opacando mi vida, me estaban llenando de infinitas inconformidades que hacían que a mi vida, a pesar de tener un marido espectacular y 2 hijos maravillosos, le faltara brillo, le faltara luz, le faltara magia, le faltara pasión.
Para mi el Cancer fue el mago Merlin, el mago que me despertó, el mago que hizo descubrir mi magia, el mago que me hizo entrar en un mundo de luz, en un mundo de paz, en un mundo de conocimientos y experiencias que me han enseñado que hay una manera maravillosa y descomplicada de vivir la vida, que me mostró que dentro de mi hay un ser maravilloso que está en permanente evolución y aprendizaje, que ha aprendido que los “problemas” que la vida nos presenta debemos recibirlos pero no hacernos dueños de ellos, que aunque hay situaciones que nos generan estrés debemos aprender a no incorporarlos dentro de nosotros, que el universo nos presenta millones de oportunidades para mejorar nuestra manera de SER, que debemos empezar a actuar desde el amor, desde la compasión, desde nuestro corazón.
Hay múltiples estudios que nos hablan de la lateralidad del cáncer y la relación con las emociones. El lado derecho de nuestro cuerpo es el lado masculino, es el lado racional, al presentarse el cáncer en este lado nos está indicando que posiblemente tenemos problemas con afrontar nuestras responsabilidades, con poder responder por todo lo que se espera de nosotros, con todo lo que tenemos que asumir cumpliendo a cabalidad nuestro rol de mujeres mágicas.
El lado izquierdo es el lado femenino, la parte receptiva, afectiva; por eso cuando el cáncer se presenta en este lado de nuestro cuerpo debemos buscar qué emociones hemos inhibido, que no hemos manifestado, que tantas dificultades afectivas hemos guardado o atrapado dentro de nosotros, que tan graves son los conflictos con nuestras “parejas” papá, hermano, amigo, socio, colega, esposo, o compañero, que nos hemos guardado para “evitar”.
Los pechos representan la feminidad y la maternidad. Cuando dentro de nuestro cuerpo se desencadena una patología de estas, debemos investigar que tan arraigados tenemos ó traemos de nuestra infancia actitudes y pensamientos que contribuyen a su desarrollo.
Amigos, la vida es una escuela a la que venimos a aprender, más que aprender a recordar, ante un diagnóstico desfavorable no podemos quedarnos solo trabajando en nuestra parte física; yo a través de mi experiencia y aprendizaje las invito a que exploren que hay en su interior, que vivencias del pasado les produce dolor, que momentos y situaciones al recordarlos las llenan de amargura y rabia, que persona cuando la recordamos nos llena de tristeza.
La vida es maravillosa y el ser humano no es solo un cuerpo físico, nosotros somos mucho más que este estuche que hoy nos han prestado. Dios quiere lo mejor y más sublime para nosotros. Él como nuestro padre quiere y nos brinda todo su amor y nos da todas las oportunidades para que en nuestro paso por la tierra encontremos la plenitud de nuestra esencia y aprendamos a SER.
Yo invito hoy a todas las mujeres del mundo a que no solo la prevención contra el Cancer de mama sea a través del autoexamen, de la mamografía, de la ecografía mamaria, del control periódico de nuestro ginecólogo, aspectos que nunca podremos dejar, sino que incorporemos a nuestra rutina de prevención las reacciones que tenemos ante todas las situaciones que la vida nos presenta. Que atendamos como actuamos cuando las cosas que queríamos o necesitamos no se dieron en el tiempo y la forma deseada, para que empecemos a descubrir en nuestra alma todo lo que nos quiere mostrar y nosotras debemos aprender á ver y escuchar.
Jacques Marte nos dice: “Si me juzgo con demasiada severidad, toda mi ira y mi rechazo se amplificarán, y mis emociones estarán expulsadas al nivel de mis pechos, que se vuelven el símbolo de mi fracaso. Un cáncer del pecho quiere pues ayudarme a tomar consciencia de que vivo una situación de conflicto, tanto de cara a mí mismo como a alguien más, que está vinculada a un elemento que forma parte de mi espacio vital, de mi nido. Frecuentemente se tratará de mis hijos, mis parajillos, una madre enferma que siento desprotegida. Puedo también tener miedo de que mi hogar se derrumbe. También puedo tener un gran miedo o un gran estrés con relación a la supervivencia de uno de mis hijos o de todos ellos.”
Cuídate siempre!!
Con Infinito Amor,